En el papel, todo proyecto parece avanzar según el plan: cronogramas claros, tareas bien distribuidas y equipos motivados. Pero en la práctica… el panorama es muy distinto. La diferencia entre lo que se espera y lo que realmente sucede en la gestión de proyectos es por lo que se valora el trabajo del Project Manager.
La Expectativa: Todo bajo control
- Planificación detallada.
- Equipos alineados y comunicados.
- Metas claras y tiempos respetados.
- ¡Todo se ve perfecto en el Gantt!
La Realidad: Fuego, caos y cambios de último minuto
- Cambios constantes de requerimientos.
- Falta de comunicación y urgencias mal gestionadas.
- Presupuestos ardiendo y metodologías mal aplicadas.
- Aparición de elementos imprevistos… y sensación de descontrol total.
¿Por qué pasa esto?
- Falta de análisis previo realista.
- Comunicación deficiente.
- Expectativas poco claras con stakeholders.
- Mal uso (o abuso) de metodologías como Agile.
Cómo acercarse más a la expectativa
- Priorización clara y continua del alcance.
- Comunicación constante y honesta.
- Flexibilidad realista (y no caótica).
- Roles definidos y adaptabilidad planificada.
La gestión de proyectos no es solo seguir un plan; es adaptarse inteligentemente al cambio sin perder el rumbo. No podemos evitar el caos, pero sí podemos aprender a navegarlo con mejores herramientas, comunicación efectiva y mucha empatía.